Cuatro de los cinco detenidos son empleados de un antro denominado "El Charco de las Ranas", ubicado en la avenida Agapito González Cavazos, a la altura de la colonia Lucio Blanco.
En el pago del rescate uno de los delincuentes resultó herido al intercambiar disparos con preventivos y ministeriales que acudieron a atraparlos.
El lesionado es César Osvaldo Fernández Sánchez, de 19 años, originario de Matamoros y con domicilio aquí en la calle Cerro Grande, número 119, de la colonia Lucio Blanco. Este individuo es el "Dj" del antro.
Junto con él fue detenido el mesero Alfredo Lerma Vela, de 27 años, apodado "El Flaco", originario de Valle Hermoso y con residencia en la calle José Robles, número 8, de la colonia Insurgentes.
LOS HECHOS
Daniel Vela Vela, de 31 años, originario de Soto La Marina, pero que aquí vive en la calle 21 de Julio, número 21, de la colonia Las Granjas, le compró una camioneta Ford, F-150, cabina y media, modelo 2000, blanca, a Sigifredo Villafranca Silva, de 37 años.
Desembolsó 3 mil 600 dólares.
El título se lo entregó el vendedor en su casa que se ubica en las calles Jaime Torres Bodet y Jesús Guevara, del ejido 20 de Noviembre.
"Pero fue a nacionalizarla y asegura que no pudo hacerlo porque el título era salvage, decía que lo había engañado, pero y le dije que se esperara al lunes, que yo lo llevaría a nacionalizar la camioneta, que no había ningún problema porque tengo más de cuatro años de dedicarme a esto y no he tenido problemas", expresó Villafranca.
La madrugada del domingo Daniel, tres de sus compañeros y un amigo acudieron al domicilio del vendedor de autos y lo secuestraron.
Para sacarlo de su casa fue fácil: quitaron el medidor de luz y al salir Sigifredo para ver lo que sucedió, lo sometieron, subiéndolo por la fuerza a una camioneta Grand Cherokee y conduciéndolo hasta el antro "El Charco de las Ranas".
En ese lugar lo golpearon y lo amenazaron de muerte.
Primero exigieron 3 mil dólares a cambio de su liberación, pero como la esposa del vendedor de autos aceptó fácilmente, le exigieron más tarde otros 5 mil dólares.
Mientras tanto Sigifredo permanecía encerrado en uno de los sanitarios del antro
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